miércoles, 10 de diciembre de 2014

Necesitamos otro mundo

Se dan los últimos días del año aproximadamente un 10 de diciembre del año 2014, en medio del transitar por la vida Sebastián, un joven caraqueño que espera encontrar un momento de plenitud en un mundo tan desatinado. En un rincón de un canal supuestamente alternativo y multinacional se reúnen una serie de personajes que buscan cambiar al mundo desde la visión de los oprimidos. Un grupo de ellos, hombres, al parecer relacionan rebeldía con un cierto desahució personal, largas y mal arregladas barbas brotan de su rostro, un tufo un poco extraño que raya en la mezcla de ropa nueva, licor y un par de días sin conocer las caricias que produce un baño. Estas mujeres y hombres, que han sufrido las consecuencias de no haber nacido en una cuna de oro, de haber militado en el partido político de la pobreza proletaria. Llegaron a la ciudad natal de Sebas (como lo conocen sus amigos) con el apoyo económico y los mimos del gobierno ultra mega cibernético y revolucionario, queriendo mostrar las actualidades que presentan sus países, unos centroamericanos expresan “que la izquierda está dividida y por eso la derecha no pisa, los gringos tienen un plan desde hace años por dominarnos, pero ahora no son ellos son los chinos que de momento están dominando los ejes de conducta de nuestras naciones”, luego aparece un colombiano, muy ágil de oratoria, que se le nota que la cultura y la educación no tuvo división social con él, expresando la fe que le tiene a los procesos de paz que se llevan en La Habana, y hablando de la isla aparecen dos jóvenes de los colectivos populares que no saben cómo expresar o sincerar los cambios económicos que el hermano del que está, pero que no sé ve, trata de llevar adelante. La visión de extrañes que se apoderaba de Sebas era bárbara, debido a que le causaba molestia cuando los oradores representantes de su país hablaban de hechos sociales, de muerte, de seguridad, cuando la verdad es totalmente al revés, si porque al parecer se está viviendo el mundo al revés, un mundo donde los chinos son los imperialistas más grande, en donde los EE.UU cada vez saben menos como mantener su hegemonía y en donde cada vez Venezuela está más sola, sin productos básicos, sin aliados que reciban a sus pobladores, que corren de un sistema que tras quince años y algunos otros más del pasado, se han alejado del verdadero punto, la tranquilidad. Los latinoamericanos no quieren, ni pueden ser suizos o noruegos, que se suicidan por vivir bien, nosotros queremos seguir siendo los más alegres viviendo con calidad de vida. Sebas, no se encuentra en este mundo, se frustra por no ser tener una nación que trabaje por el bienestar colectivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario